El pasado 18 de abril se dio inicio en el Parque Tepuhueico a un innovador proyecto de investigación científica centrado en uno de los ecosistemas más estratégicos del planeta en la lucha contra el cambio climático: las turberas. El estudio es liderado por Sebastián Gotschlich Yáñez, estudiante de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Chile, como parte de su memoria de título, bajo la dirección del Dr. Jorge Pérez Quezada y el profesor Federico Luebert, ambos académicos de la Facultad de Ciencias Agronómicas.
El foco de esta investigación es evaluar la relación entre la vegetación presente en las turberas y el carbono almacenado en el suelo, cuantificando así el "stock" de carbono aéreo (biomasa vegetal viva) y subterráneo (turba). El proyecto tiene como área de estudio la turbera conocida como “La Cascada”, ubicada en una antigua zona de explotación forestal dentro del Parque, que fue talada hace más de 40 años y ha evolucionado sin intervención humana significativa desde entonces. Esta condición la convierte en un laboratorio natural privilegiado para estudiar los procesos de regeneración ecológica y acumulación de carbono.
Las turberas, aunque ocupan una pequeña fracción de la superficie terrestre, almacenan alrededor de un 30% del carbono del suelo del planeta, superando a todos los bosques tropicales combinados. Sin embargo, en Chile estas formaciones —especialmente las de origen antrópico como La Cascada— han sido escasamente estudiadas, lo que hace que este proyecto tenga un enorme valor científico y de conservación.
La metodología de investigación se basa en el trabajo de Cabezas et al. (2015), combinando herramientas de teledetección satelital con una estrategia de muestreo sistemático en terreno. Tras una caracterización preliminar por imágenes e índices espectrales, se delimitó la turbera en siete microambientes según sus asociaciones vegetales dominantes. En cada sector se establecieron puntos de muestreo organizados mediante una grilla georreferenciada, donde se tomarán muestras de suelo y biomasa vegetal para el análisis de contenido de carbono, composición florística, y otras variables físico-químicas como el pH.


Este enfoque metodológico busca asegurar representatividad espacial y comparabilidad entre unidades ecológicas, permitiendo comprender cómo varía la capacidad de almacenamiento de carbono según el tipo de vegetación. Las muestras serán analizadas en laboratorio para determinar su contenido de carbono y establecer indicadores ecológicos relevantes para el monitoreo a largo plazo.
La Fundación Tepuhueico Conservancy ha decidido apoyar esta iniciativa, reafirmando su compromiso con la ciencia aplicada y la conservación activa de los ecosistemas del parque. El trabajo no solo busca generar conocimiento técnico, sino también aportar insumos concretos para estrategias de restauración ecológica y evaluación del potencial de las turberas como sumideros de carbono frente al cambio climático.
“Las turberas de Tepuhueico representan un tesoro ecológico poco explorado. Esta investigación nos permitirá comprender mejor su valor y establecer bases para su protección a largo plazo”, señalaron desde la fundación.
Sebastián Gotschlich, por su parte, destaca que este proyecto también abre puertas para futuras investigaciones, especialmente en zonas de difícil acceso donde la teledetección y los estudios de vegetación pueden ser fundamentales. Los resultados estarán disponibles para el Parque Tepuhueico y otras instituciones interesadas en la conservación y el manejo sustentable de humedales.
Esta iniciativa es un paso clave hacia una ciencia más conectada con los territorios, que entiende que conservar comienza por conocer.






Este proyecto se enmarca en un creciente reconocimiento del rol estratégico que juegan los ecosistemas del sur de Chile en la lucha contra el cambio climático. Según un artículo de El Mostrador, las turberas chilenas son verdaderos tesoros naturales capaces de almacenar enormes cantidades de carbono, pero actualmente enfrentan serias amenazas por su explotación y la falta de protección legal (ver artículo). A su vez, una reciente investigación del Instituto de Ecología y Biodiversidad concluyó que los bosques nativos de Chiloé pueden almacenar hasta el doble de carbono que los de la Amazonía, lo que resalta aún más el valor ecológico de la región y la necesidad de profundizar su estudio y conservación (ver estudio).
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La Fundación Tepuhueico Conservancy impulsa diversas acciones para proteger la biodiversidad y fomentar la educación ambiental en Chiloé. Te invitamos a conocer más sobre sus programas y actividades:tumblr.com+1x.com+1